No hay nada peor que esto.
Hace ya tantos años que no como sin tener algún tipo de culpa o sin la
"cara" de Ana en mi mente, que me está matando. Creo que lo más
terrible de esto es que ya no hay día en mi vida que comer no lo relacione con
engordar. Sin importar si estoy comiendo una ensalada de 50 calorías o una
hamburguesa de 800. Sin importar si estoy teniendo una vida más
"normal" o estoy en el medio de una crisis, ayuno, semi-ayuno, etc. Ya
no recuerdo el momento en que pude terminar una comida sin que en algún momento
pensara - aunque sea un segundo - en ella.
Me paso la vida de recaída en recaída. Sabiendo con seguridad que siempre va
a ser así, y peor aún, sabiendo que me encanta el sentimiento de control y de
hambre y de bajar y bajar.
Puedo estar dos meses comiendo, engordando, fingiendo que no me importa
nada, pero es mentira. Ana esta siempre ahí, esperando el momento exacto para
volver a colarse en mi mente, en cada fibra de mis pensamientos, en todas las
horas del día. Y creo que yo solo disfruto de esos momentos donde estoy
"libre" esperando sin remedio el día en que ella vuelva.
Empieza de a poco. La idea de una dieta. Comer mejor. Enseguida se apodera
de todo y empiezan las restricciones, la cuenta interminable de calorías, las
mentiras, los ayunos, el bajar.
Como lo hace? Sin que yo lo pueda siquiera notar ella ya está ahí
controlando cada segundo. Lo peor? Me hace feliz. Quiero llegar. Sé que la
felicidad está acompañada de esa perfección inalcanzable.
Leo y leo blogs, veo thinspo en todos lados. Me doy cuenta a veces que
estamos equivocadas. Me doy cuenta quienes son las wannabe (y las envidio) y
quienes son las que tienen un problema de verdad. No me malinterpreten cuando
digo que las envidio. Lo hago porque realmente estas personas están jugando. Es
un juego muy peligroso, pero la verdad es que no se elige ser Ana o Mia. Hay
tantas condiciones en uno que lo llevan a ser lo que es. Y con el cuento de un
estilo de vida hacemos ver que esto es una opción y que es algo con glamour y
diversión. El hecho de que estemos tan torcidas que nos dé un placer
inexplicable ayunar por una semana no lo hace divertido. No se confundan.
A todas ustedes que empezaron en esto para probar yo les digo que existen
las dietas normales y sanas. Esas dietas sí son un estilo de vida. El estilo de
comer sano. Con todo lo que el cuerpo necesita. Esa es la única forma de estar
bien. Sirve y se puede mantener por años. Esto, mis queridas, no sirve. Si lo
hacen para estar más flacas no lo hagan más. Vayan a su médico, a un
nutricionista, alguien que les arme un plan de alimentación completo. Van a ver
que no hace falta pasar hambre y darse atracones para adelgazar.
Y a todas las que realmente les gustaría poder seguir una dieta normal pero
les es imposible, solo les quiero decir que las entiendo y ojala algún día
volvamos a disfrutar de la vida sin buscar satisfacción en lo que nos destruye.
--
"Hoy empiezo la dieta". Le dije a mi novio -con el cual ahora
convivo-. Él que también se siente un poco gordo -está más flaco que un palo-
me dijo que le parecía bien y que se unía. Él ya sabe de mis
"problemas" y lo primero que me dijo fue "no hagas tus
locuras". Yo iba a hacer las cosas bien, lo juro. Era lo que quería. Pero
todo se desvirtuó tan pronto que me asusta. Ayer salimos de compras y enseguida
se me vino a la mente la posibilidad de no cenar. Fue como un relámpago.
Llegamos tarde y él tenía hambre. Yo realmente no tenía. Había comido solo
ensalada y fruta e igualmente no tenía hambre. Ana es tan maravillosa que
aprovecha esas oportunidades para sacarme toda el hambre. Le preparé la cena a él
y comió sin preguntarme nada. Cuando ya estábamos acostados me pregunto porque
no había comido - su tono era de preocupación - le dije que no tenía hambre y
que me dolía el estómago. Funcionó.
No hay pesajes malditos. No hay llantos. Por ahora. No sé cuánto aguante en
tratar de llevar esto a la mayor normalidad posible.
[PDF] Fatale erfenis Ebook
Hace 2 años
0 comentarios:
Publicar un comentario